Los autores plantean, a partir de un enfoque global y ameno, la crisis de la escuela secundaria y la situación del alumno adolescente en la posmodernidad. Aunque el desarrollo tiene un eje definido, aspira a plantear problemas y suscitar un diálogo franco más que a otorgar respuestas que se constituyan en recetas para orientar conductas de profesores, alumnos, padres o directivos.
A su vez, ambiciona enriquecer y profundizar los debates ya existentes en la escuela secundaria acerca de su sentido, el contenido de sus enseñanzas, el rol de los docentes, los alumnos y los directivos.
El libro está dirigido a todos aquellos que viven distintas caras de la crisis profunda de una institución y que se preguntan por la situación de la adolescencia.