En el terreno de la salud mental infantil, asistimos hoy al abandono de la concepción del sujeto como producto de una construcción histórica, de la que también forma parte una psicogénesis (inconsciente) de la personalidad y que se despliega a partir de los vínculos. Este paradigma que concibe al niño como un sujeto biopsicosocial ha sido sustituido por el neurobiologismo propio de la cultura tecnocrática actual, que impera en el sistema de salud pública y privada, en atención primaria y secundaria. Así, el abordaje terapéutico del sufrimiento psíquico infantil redunda en sobrediagnósticos hechos a partir de instrumentos clasificatorios y estandarizados, y multiterapias que entrenan y robotizan al niño.
En medicina, se habla de iatrogenia cuando ella enferma en lugar de curar, sea porque no detecta un mal que existe o porque determina uno inexistente. En el campo de la psicopatología, se verifica iatrogenia cuando no se descubre la verdadera causa del sufrimiento en un niño, cuando se le diagnostica un trastorno que no padece o cuando un diagnóstico conlleva una estigmatización social. Esto deriva en terapéuticas equivocadas y deja al niño sin atención en su verdadero padecer.